lunes, 12 de marzo de 2007

Mi justificación para la violencia

Hoy al llegar a mi barrikada venia a lo lejos un galgo con una estampa preciosa. Iba andando bastante rápido y cuando estaba a unos metros me he fijado para llamarle y hacerle unas caricias. El galgo a pasado de largo rápido y mirando hacia abajo y entonces ha sido cuando me he dado cuenta de que habían tratado de ahorcarle.
Tenia el cuello con una herida gigante y los cuartos traseros en carne viva. Al llamarle a salido corriendo sin mirar atrás con las patas entre las piernas.

A las personas que hacen esto les diré que si alguna vez me encuentro con ellas les juro por mis familiares enterrados que van a probar su medicina.

Por el momento voy a salir a buscarle con comida y agua y si se deja me lo traigo a la barrikada y que le vea un veterinario. Y haber si hay un poquito de suerte y dentro de un mes alguien me dice que ese es su perro, que se lo devuelva.
Que voy a tener el privilegio de hacerle escupir sangre.
Me volvéis loco hijos de puta, y os odio con tal intensidad que sería capaz de mataros.
Y no miento.

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